Siempre digo que los ratos dedicados a la lectura son relajantes, entretenidos y casi siempre instructivos pues por poco que nos guste el libro que tenemos entre las manos, siempre aprendemos algo. Y durante las vacaciones estivales es para mi obligado "llevar" al menos media docena de ejemplares para acompañar los buenos momentos de calma y relax. Además, con el formato digital, ni siquiera notas más que unos gramos de peso aunque transportes un centenar de títulos.
Este año comencé con LAS CENAS DE LOS MARTES de Monika Petz, que me recordó un poquito nuestros almuerzos de los viernes que desde hace unos cuantos años compartimos un pequeño grupo de amigas-compañeras de trabajo, aunque la edad y los planteamientos de las protagonistas difiere bastante de los nuestros.
Seguí por el primero de la trilogía de KEN FOLLET La caída de los gigantes, recordando con ayuda de sus personajes los acontecimientos históricos de la primera guerra mundial. Y aunque mi intención era continuar por el segundo de la trilogía, opté por cambiar de tema y leer LA VERDAD SOBRE EL CASO DE HARRY QUEBERT de Jöel Dicker, una singular historia policíaca que rompe moldes y en la que el valor de la amistad está presente en toda la trama.
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